domingo, 29 de mayo de 2011

Crudeza.


Nos gusta pensar que somos únicos. Irremplazables. Que cuando una persona se enamora de nosotros el mundo solo cobrará sentido cuando se esté a su lado. Pero la cruda realidad es que todo el mundo es reemplazable, no tan único y al cabo de un tiempo aburrido.

El problema reside en cuando una de las partes sigue enamorada. Entonces solo queda sufrir tanto que se preferiría estar muerta.