domingo, 28 de agosto de 2011


Tú sentada y yo también, ¿alguna se va a mover?

miércoles, 10 de agosto de 2011

Fuego.


Un suave resplandor de abría paso hasta mis ojos. Tras tanto tiempo ciega, tanto tiempo muerta, las palabras parece que brotan de Dios sabe dónde; aletargadas por miedo, cautas por si acaso. No tardé mucho en llorar, en abrir los ojos, en desgarrar mi cuerpo, quemar los objetos, quemar mi cama. Borrar todo lo que pudiera hacerme recordar, incluido el café, el parque, su casa, la ropa y las películas. En matarme. Y despertar del sueño para darme cuenta que tan solo había estado escribiendo.