A veces te gustaría cambiar, no demasiado como para no
reconocerte cuando te mires al espejo, pero cambiar un poco estaría bien. No
sé, bajar el nivel de indefensión o quizás gozar de un mayor pensamiento
constructivo –porque sabes que careces de él los pocos instantes en los que tu
optimismo ingenuo se desdibuja- y quizás amar un poco más a tu yo corporal.
Sentirte volar cada vez que lo desees, alcanzar la utopía y... mierda, de nuevo
te has chocado contra una nube.
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