Encontrar a esa persona con la que todo es tan fácil, tan
llevadero que todo fluye, parece algo que solo sucede en las películas. Es tan difícil conectar con alguien, aunque sea un mínimo, que la más pequeña chispa que surja en una conversación supone ya un regalo.
Mi presión arterial aumenta. Puedo oír latir mi corazón en
los oídos.
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