Se giró y gritó: "¿Vas a dejar que se marche?", en sus ojos había un brillo de desprecio que me dolía más que su tono de voz, "¿dejarás ir a la única persona que te ha querido? No queda gente como esa, optimista, que cree en el amor y en la magia del mundo. Ha dado luz a tu vida y si la dejas ir sabes que morirás".
Y lo sabía.
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