domingo, 11 de noviembre de 2007

Imbécil.

¿Pero cómo puede ser? De tan exquisita que te has vuelto ahora eres imbécil. Sí, te miras en el espejo y te lo dices: i-m-b-é-c-i-l. Que placer, y tan a gusto que te quedas.

Pero sigues sin explicartelo, ¿cómo puede ser? Durante toda tu vida te has ido poniendo ese pequeño caparazón aislante que se supone que te haría inmune. Y vaya si lo ha hecho, llevas dos años enteros fría, pero ahora... no le conoces. No sabes cuál es su cara. No sabes su nombre. No conoces nada excepto como se expresa, piensa, escucha, habla y se interesa.

Y te das cuenta: estas enamorada de una idea. Mejor no ponerle cara.

No hay comentarios: